Si hay un coche eléctrico que divide opiniones como el mar Rojo, ese es el Tesla Model 3 Performance. Pero más allá del hype, la tecnología y las promesas de aceleraciones que dejan al cuello en shock, ¿es realmente un coche deportivo? Nosotros lo hemos tenido una semana completa, lo hemos llevado a la ciudad, a la autopista y también lo hemos “estresado” para ver si su carácter de pista está a la altura. Y sí… acelera de 0 a 100 en 3,1 segundos. Pero ojo, no todo es tan redondo como parece.
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Es eléctrico, sí… pero también un misil con ruedas.
Análisis exterior e interior
A primera vista, el Model 3 Performance 2025 no grita “deportivo radical”, pero sí susurra con confianza. Las llantas de 20 pulgadas, los detalles en negro brillante, el alerón trasero de fibra de carbono y el difusor más agresivo le dan el toque justo de “mira, pero no toques”.
Lo más destacado está en su postura: baja, afilada, y con esa mirada minimalista que solo Tesla sabe combinar con tanta sobriedad. Nada de falsas tomas de aire ni cromados innecesarios. Es discreto… pero poderoso.
En el interior, Tesla sigue apostando por el minimalismo extremo. Nada de botones físicos, salvo los del volante. Todo –y cuando digo todo, es TODO– se maneja desde la pantalla de 15,4 pulgadas. ¿Funciona? Depende. A nivel estético, es limpio y elegante. A nivel práctico… bueno, más adelante te lo cuento.
Los asientos deportivos ventilados, el acabado en fibra de carbono y la nueva pantalla trasera de 8 pulgadas para los pasajeros convierten este Performance en algo más exclusivo que el Model 3 “normal”. Se nota el mimo, aunque algunos acabados plásticos podrían tener un extra de refinamiento si miramos su precio.
PRUEBA DINÁMICA
Lo primero que notas al pisar el acelerador es que esto no es un Model 3 cualquiera. En el modo “Loco”, el Performance lanza sus 460 CV y 741 Nm como si no hubiera un mañana. El 0 a 100 km/h en 3,1 segundos es una realidad que se siente… en el estómago.
Pero la magia no está solo en la recta. El chasis está afinado para ofrecer una conducción mucho más seria: es más firme, más directa, más deportiva. La suspensión trabaja con precisión, y los neumáticos Pirelli PZero Elect T2 montados en llantas de 20 pulgadas hacen que el coche se agarre al asfalto con uñas y dientes.
¿Es perfecto? No del todo. La dirección podría dar más retroalimentación, y a velocidades muy altas se percibe cierta inestabilidad en el eje delantero. Además, los frenos –aunque sobredimensionados respecto al Model 3 base– no transmiten una sensación clara al pie. El punto de frenada es más un “juego de adivinanzas” que una ciencia exacta.
El modo Track, eso sí, es una joya para quienes quieran ajustar temperatura de frenos, motor y batería. Y si te van los derrapes, también tiene una configuración para eso. Aunque se agradece el carácter deportivo, no es un coche nacido 100 % para circuito. Su fuerte está en carretera de montaña o conducción alegre… sin pasarse.
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Aceleración brutal y constante
- Gran equilibrio entre confort y deportividad
- Interior exclusivo con buena calidad percibida
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Tacto de freno mejorable
- Autonomía real limitada en conducción deportiva
- Uso del sistema multimedia poco intuitivo en marcha
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes del coche probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
Veredicto Final
El Tesla Model 3 Performance 2025 es un coche que impresiona por su capacidad de aceleración y su carácter eléctrico salvaje. Sin embargo, no es solo una máquina de drag: también sabe comportarse con aplomo en curvas y ofrece una calidad de construcción que mejora año tras año.
Es cierto que los frenos no están a la altura del resto del conjunto y que su autonomía real en uso exigente no llega a la prometida por WLTP. Pero como coche para quien quiere un deportivo eléctrico sin caer en los 100.000 euros, es una opción potentísima.
Tesla sigue siendo diferente, para bien y para mal. Y eso… también tiene su encanto.
