En un mundo donde los coches eléctricos cada vez son más tecnológicos… y más caros, el Dacia Spring sigue a lo suyo: ofrecer movilidad urbana 100% eléctrica al menor precio posible. Pero en esta nueva etapa, y con la versión 65 Extreme, ¿sigue siendo la ganga que todos creen? Durante una semana lo hemos tenido en el garaje y lo hemos exprimido por ciudad, circunvalaciones e incluso alguna que otra escapadita rápida. Lo probamos, lo criticamos y lo analizamos sin piedad. ¿Aguantará el tipo o ya hay rivales que le pisan los talones con fuerza?
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Precio de derribo, pero… ¿y el resto qué tal?
Análisis exterior e interior
Con solo 3,70 metros de largo, el Spring es la definición literal de “urbanita”. Compacto, sencillo y con un estilo que ha ido ganando personalidad con el rediseño. La versión Extreme se atreve con vinilos decorativos en los paragolpes que imitan calles urbanas… ¿chic o un poco “too much”? Cuestión de gustos. A nosotros nos arranca una sonrisa. El frontal con el nuevo lenguaje visual de Dacia le da empaque, y los detalles en cobre le suman algún punto de diseño.
Eso sí, seguimos sin entender lo del único limpiaparabrisas. Original, pero poco práctico cuando llueve de verdad. Las llantas con embellecedores hacen su trabajo estético, aunque ocultan unos tambores traseros que nos recuerdan que este coche ha nacido con la calculadora en la mano.
Dentro, la historia es otra. El plástico duro es el rey absoluto del habitáculo. No se disimula ni con maquillaje. La pantalla central de 10 pulgadas tiene buena pinta, el cuadro digital de 7 pulgadas cumple, y el sistema multimedia no está nada mal (con Android Auto y Apple CarPlay). Pero hay detalles que restan puntos: el freno de mano de palanca, el selector de marchas poco intuitivo, y mandos como los elevalunas colocados en el salpicadero, estilo años 90.
En cuanto a espacio, los delanteros se apañan pero sin lujos. Las plazas traseras son más justas, y si mides más de 1,80, no estarás precisamente cómodo. El maletero, eso sí, es una grata sorpresa con sus 308 litros. Aunque no tener doble fondo para guardar los cables… en fin, toca jugar al Tetris.
PRUEBA DINÁMICA
Ponerlo en marcha es tan fácil como arrancar un juguete moderno: silencio, cero vibraciones y respuesta instantánea… dentro de un orden. El motor de 65 CV es un avance respecto al anterior de 45, y en ciudad se defiende con dignidad. Eso sí, fuera de ahí ya entramos en terreno comprometido. Las incorporaciones a autovía se hacen sin prisa pero sin pausa, y lo mejor es anticiparse para no acabar comiéndote el volante.
El modo Eco… bueno, es como ponerle un grillete al coche. Lo mejor para trayectos ultra urbanos donde prima el ahorro. Para todo lo demás, mejor dejarlo desactivado si quieres sentir algo de respuesta al pedal.
La dirección es tan asistida que podrías manejarlo con un dedo, algo muy práctico en ciudad. Pero no esperes precisión ni feedback en curvas cerradas: tiende al subviraje con facilidad. La frenada también necesita atención, ya que no destaca por potencia ni por tacto. Hay que anticiparse más de lo habitual.
La suspensión trasera puede llegar a resultar incómoda si el firme no está en buenas condiciones. Salta, rebota y transmite muchas vibraciones a la espalda. En cuanto a insonorización, el habitáculo deja pasar mucho ruido de rodadura y de viento, lo cual, en trayectos largos, puede llegar a cansar.
Ahora, lo bueno: se aparca solo, los sensores funcionan bien y el modo B para regeneración es muy útil. Que tenga etiqueta 0 también le suma muchos enteros, especialmente si te mueves a diario por zonas urbanas restringidas.
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Precio imbatible con ayudas
- Consumo muy contenido
- Ideal para la ciudad
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Calidad interior muy básica
- Prestaciones limitadas fuera de ciudad
- Insonorización mejorable
Nuestra valoración
Veredicto Final
El Dacia Spring 2025 sigue cumpliendo con su papel: ser el eléctrico más accesible del mercado. En su versión 65 Extreme, mejora lo justo para no quedarse atrás, pero ya se le notan los años frente a rivales como el BYD Dolphin Surf o el futuro Renault Twingo E-Tech. Su propuesta sigue teniendo sentido como segundo coche urbano, sobre todo si se aprovechan las ayudas del Plan MOVES. Pero si buscas algo más polivalente, con más refinamiento y mejores acabados, quizá te compense estirar un poco el presupuesto.