Golf Variant, un familiar mejorado.
¿Qué podemos decir del Golf que no se haya dicho ya? Hoy traemos su versión familiar con motor diesel. Toda una oda anti-suv y anti-eléctrica que hoy en día tiene su público, y con toda la razón del mundo.
Ha llovido mucho desde el estreno del primer Golf en 1974 como coche utilitario, juvenil y rompedor. Durante sus últimas siete generaciones se ha ido asentando en un segmento a medio camino entre lo generalista y lo premium pero siendo referencia absoluta en el mercado de los coches compactos.
En Volkswagen siempre apostaron por la variante familiar y no podía ser menos en su última y octava generación. Un modelo bien resuelto estéticamente y con todo lo que se espera de un Golf.
Su estética ha sufrido un cambio significativo para la trayectoria continuista del modelo, un frontal más afilado y una trasera que recupera la esencia de hatchback
Análisis exterior e interior
Si por algo se caracteriza el Golf es por su diseño conservador que durante más de cuarenta años ha ido manteniendo piezas clave de su diseño.
Seguimos encontrando detalles que hemos ido viendo en generaciones anteriores siendo adaptados a los tiempos que corren y de manera muy acertada.
La octava generación trae un diseño más futurista, con unas ópticas delanteras afiladas unidas por una toma de aire mínima (sugiriendo un futuro eléctrico). La toma de aire funcional se encuentra en el paragolpes adornadas por un diseño horizontal con el doble propósito de unir las luces antiniebla y dar sensación de anchura.
En el lateral volvemos al estilo más conservador, con unos pasos de rueda marcados con relieve vertical y una línea de cintura horizontal que nace en el emblema lateral R Line, recorriendo las puertas y muriendo en las ópticas traseras. La parte inferior está adornada por un deflector de luz que aporta deportividad y empaque.
Como buen familiar, tenemos barras de techo pintadas en negro brillo.
La zaga hereda el estilo del 5 puertas pero con una extensión del voladizo posterior y un abombamiento del portón para un mayor aprovechamiento de la zona del maletero.
Sus ópticas reciben un diseño a medio camino entre la generación anterior y el estilo actual basado en las ópticas del Tiguan, más rectangulares y divididas en dos partes para tener una boca de carga más amplia.
También es reseñable la mayor caída del techo desde el pilar B, dando más sensación de coupé y el alerón de gran formato del color de la carrocería.
Las llantas equipadas en la unidad de prueba son el modelo Bergamo, de 18 pulgadas, disponibles por 490€. De serie cuenta con unas llantas Valencia de 17 pulgadas.
El interior también ha recibido un profundo cambio en la disposición de elementos, dando protagonismo a las dos pantallas unidas por un marco en negro piano. Por debajo de la pantalla de infoentretenimiento tenemos las salidas de aireación y un pequeño menú táctil con accesos directos. No hay botones físicos.
La consola central es grande y algo intrusiva y alberga una zona para cargar de manera inalámbrica nuestro smartphone. También nos encontramos la pequeña palanca del sistema DSG7 y otra zona pequeña para dejar la llave.
El apoyabrazos es ajustable en altura y profundidad y cuenta con una zona de almacenaje en su interior. Los asientos cuentan con un acabado en alcantara y tela con buen mullido y una sujeción lumbar de primer nivel, se nota el toque R-Line.
La fila trasera se beneficia del incremento de batalla hasta los 2,67 m para tener un espacio para las piernas más que suficiente dentro de las tallas habituales acompañado por un buen espacio para los pies. La altura libre al techo nos permite ir cómodos si no medimos más de 1,85 m.
El mullido de la banqueta trasera es correcto y carece de sujeción lumbar, la plaza central es más incómoda debido a la inclusión del apoyabrazos central y el túnel de transmisión intrusivo, tendremos que abrir las piernas molestando a los acompañantes laterales.
El maletero tiene una capacidad mínima de 611 litros ampliables, con los asientos abatidos, hasta los 1.642 litros, una habitabilidad muy digna para el segmento, con formas regulares y una boca de carga baja para poder cargar objetos pesados o voluminosos.
PRUEBA DINÁMICA
Volvemos a los orígenes arrancando el 2.0 diésel de 150 caballos, el traqueteo se ha vuelto nostálgico y difícil de encontrar en las unidades de prensa. El tacto es genial y no sentimos el traqueteo propio de un diésel, la suavidad domina la marcha al nivel de un gasolina.
Los 360 Nm nos mueven con mucha soltura y fuerza desde muy abajo en el cuentavueltas para alcanzar la potencia máxima entre las 3.000 y las 4.200 revoluciones.
El carácter del Golf es mínimamente deportivo, el ajuste de las suspensiones es tirando a duro sin llegar a ser incómodo y mediante los modos de conducción podremos seleccionar el modo más adecuado para nuestra conducción. También variará la dureza del volante y la respuesta del acelerador y el DSG7.
La frenada cumple sin alardes, no sufre fatigas en conducción normal y tiene un tacto bueno, transmitiendo poco, al estilo de lo que hay hoy en día.
Como parte negativa encontramos unas emisiones de CO2 de 123 gr/km pero a cambio tenemos un consumo medio de 4,7 litros, todo un mechero teniendo en cuenta su cilindrada y potencia, los diésel tienen esa gran ventaja.
El puesto de conducción es óptimo, con una gran visibilidad y un ajuste de volante y asiento que nos permitirá encontrar la postura correcta de manera sencilla.
VIDEO PRUEBA en YouTube
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Chasis
- Diseño moderno y conservador
- Bajo Consumo
- Habitabilidad
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Calidad de algunos materiales
- Precio
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes de la moto probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
Veredicto Final
