En las últimas semanas, el caso de la Planta de Ford en Almussafes ha generado un considerable revuelo en España. Este acontecimiento involucra el cese de producción de modelos que no solo aseguran la continuidad de numerosos puestos de trabajo, sino que también llevan consigo el distintivo “made in Spain”, un sello que siempre ha llenado de orgullo al país.
Sin embargo, más allá de la pasión que despierta esta etiqueta, es crucial abordar el aspecto más racional de la situación. Miles de empleos se ven amenazados por posibles despidos, y la empresa ha convocado un nuevo Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). Según lo explicado por Ford en la comisión de seguimiento con los representantes del comité de empresa de UGT y STM, este nuevo ERTE, que está previsto cerrar hoy, afectará a 1.400 trabajadores diarios de las líneas de montaje, con un énfasis especial en los 800 trabajadores que anteriormente se dedicaban al ensamblaje de la furgoneta Transit.
La suspensión de la producción de la Transit en la planta de Almussafes en Valencia ha sido un golpe, pero se suma a una situación aún más compleja: la escasez de componentes que está limitando el funcionamiento óptimo de la línea de producción. Incluso se ha anunciado que la fábrica operará con solo la mitad de su plantilla durante al menos diez días, debido al nuevo ERTE, que también afectará a la planta de motores y a sus 900 trabajadores.
Incluso el éxito de la demanda del Kuga, el producto estrella de Valencia, no logra aliviar la situación. Problemas de suministro de bloques de motores de un proveedor han llevado a la incapacidad de la fabricación de motores para satisfacer la demanda completa de vehículos híbridos, PHEV y FHEV, que representan el 90% de la producción del Kuga. Esta falta de propulsores también afectará al montaje del único coche que se sigue produciendo en Almussafes, lo que implicará la suspensión de un turno de producción de 600 personas durante al menos 4 semanas.
La implementación rotativa del ERTE entre toda la plantilla busca mitigar el impacto, pero la nueva caída en la producción también afectará a los proveedores directos. Aunque se espera que el nuevo modelo híbrido, junto con el Kuga, mantenga la producción en la planta española hasta la transición definitiva al vehículo eléctrico, este proceso se ha retrasado varias veces, generando incertidumbre.
Desde el sindicato mayoritario en el comité de empresa, UGT, se han pedido ayudas a las administraciones para activar el mecanismo Red y prolongar el ERTE, ante lo que parece ser varios meses de actividad reducida.
Además, se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que lleguen nuevos modelos de otros continentes para salvar la producción en esta fábrica, como el Bronco Sport, que podría complementar al Bronco ya presente en España. Sin embargo, la introducción de este modelo requeriría un esfuerzo significativo en marketing, especialmente para transmitir su relevancia para los entusiastas del todo terreno en Europa. El Bronco Sport podría ser una alternativa robusta al Kuga, aunque con rangos de precios distintos, lo que podría afectar tanto positiva como negativamente a ambos modelos, o simplemente permitirles coexistir con buenas ventas. La confirmación de qué modelo traerá Ford a Almussafes será fundamental para determinar el futuro de su línea de producción.