Aires retro con un motor casi perfecto y unos acabados excelentes
En 2020, Brixton dio la campanada con un modelo que incluiría su motor más grande hasta la fecha, acostumbrados a producir motos de 125 y 250 centímetros cúbicos con acabados limitados dieron un paso de gigante para crear un modelo que rompía con todo y ofrecía un motor potente y fiable.
La Crossfire llegó para competir en el segmento de las naked de 47 caballos, potencia en la frontera entre el carnet A2 y el A. Su diseño está en el límite entre lo clásico y lo moderno, aunando líneas rectas y futuristas con detalles que nos retrotraen a épocas de diseños sencillos y contundentes.
Existen dos variantes del modelo, de partida podemos optar por la Crossfire 500, más pensada para el día a día y la que probamos en esta ocasión, la Crossfire 500 X, con ruedas más anchas, portamatrículas tras el asiento, manillar más ancho y un depósito con gráficas específicas. Ambas variantes cuentan con dos gamas cromáticas: Backstage Black y Bullet Silver. Toda la gama cuenta con llantas clásicas de radios.
La marca no olvida el propósito del modelo, donde prima la sencillez visible en un cuadro de instrumentos centralizado en una sola esfera digital y monocromática con toda la información disponible y una calidad de visualización excelente. La tecnología es la gran ausente de la Crossfire, limitándose a la inclusión obligada del ABS.
Tanto el faro redondo delantero como el minimalista piloto horizontal trasero integrado en el subchasis cuentan con tecnología led, al igual que los intermitentes.
Su seña de identidad es, sin duda, el diseño Brixton X de su depósito, que le otorga unas formas tridimensionales muy características.
PRUEBA EN CIUDAD
El bloque motor tiene 486 centímetros cúbicos y 47 caballos a 8.500 vueltas, perfecto para el uso urbano. Su funcionamiento es suave y progresivo, la fuerza es entregada de forma lineal pero contundente, lo que la convierte en un modelo idóneo para el tráfico urbano y poder tomar el control desde el primer momento.
Pese a sus 190 kg de peso, la moto se mueve ligera, su centro de gravedad es bajo y el asiento situado a 795 mm del suelo nos ayuda a llegar bien al suelo.
El tacto del acelerador también resulta suave y con buena respuesta, al igual que el accionamiento hidráulico de los frenos, con 2 pistones, pinza de freno con ABS, y un disco de freno de 320 mm de diámetro firmado por J.Juan en la rueda delantera y un disco de 240 mm y pinza de un solo pistón en la trasera.
La postura de conducción es relajada, con una posición óptima para la espalda y brazos, que llevamos ligeramente flexionados gracias a una postura elevada y ancha del manillar.
Las estriberas están adelantadas para conseguir casi el ángulo recto de la rodilla, facilitando la comodidad y la ausencia de fatiga durante el trayecto.
Por último, toca hablar del asiento, de estilo cafe racer y con un mullido suficiente bien ajustado a unas formas ergonómicas, no es el más cómodo pero cumple con nota dentro del segmento.
PRUEBA EN CARRETERA
Las suspensiones KYB son una clara declaración de intenciones, la horquilla invertida con barras de 41 mm ajustable en compresión y extensión nos transmite de manera genial lo que pasa entre la rueda y el asfalto. En el eje trasero contamos con un monoamortiguador central progresivo con ajuste en precarga y un tarado bien ajustado, no es blanda y, por lo tanto, la conducción deportiva se hace sencilla.
En carreteras reviradas se muestra estable y con garra, el motor empuja con decisión hasta las 9.000 vueltas sin titubeos, es uno de los motores de A2 más refinados que ha entrado en nuestro garaje. 6 relaciones bien escalonadas nos permiten exprimir al máximo el motor con un accionamiento suave tanto en su maneta de embrague como en la palanca.
La postura de conducción es variable gracias a un asiento amplio y con formas suaves, podremos echar el cuerpo para atrás para conseguir una mejor aerodinámica y, así, inclinarnos hacia el manillar. En todo momento sentimos dominar la Brixton pese a su garra y ganas de diversión.
Podremos recorrer una distancia de más de 300 kilómetros antes de parar a repostar, su depósito tiene una capacidad de 13,5 litros, no es mucho pero el consumo se puede mantener por debajo de los 4 litros/100 km, un motor eficiente cuanto menos.
Si nos calentamos y llevamos revolucionada la moto podremos llegar a una cifra máxima de 5 litros de consumo, como veis, se mantiene en valores asequibles para todos los bolsillos.
VIDEO PRUEBA en YouTube
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Motor ideal para principiantes
- Diseño alternativo
- Relación calidad-precio
- Parte ciclo
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Tecnología y asistentes a la conducción
- Tapón de depósito sin bisagra
VEREDICTO FINAL
La gama Crossfire 500 parte de los 6.199€ y tiene como tope los 6.399€ de la 500 X que hoy nos ha tocado probar. Me cuesta encontrar defectos a la Brixton, es un modelo con un diseño muy depurado junto a un motor eficaz y fácil de llevar. Su postura es cómoda y la sensación de exclusividad y calidad queda patente en cada detalle. Brixton ha acertado de lleno con este modelo, ofreciendo exclusividad y estilo sin elevar el precio, la Crossfire 500 X es una de las mejores opciones del segmento.
IMÁGENES DISPONIBLES DE LA MOTO PROBADA
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes de la moto probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
