Octavia Combi RS nada que envidiar a sus primos de grupo “Premium”
Tenemos por delante una prueba de un modelo que no solo es una novedad, es el enésimo golpe sobre la mesa para demostrar que no solo valen para el servicio público, estamos hartos de ver modelos de la marca checa en un negro fúnebre transportando gente por la ciudad, y antes de esto los veíamos con los colores típicos de los taxis de cada ciudad.
Skoda se ha ido asentando en nuestro mercado pero siempre se le ha visto como un buen coche a muy buen precio pero la realidad es que llevan ya dos generaciones haciendo las cosas mejor que algunas marcas de su mismo grupo. Tanto el Superb como el Octavia son berlinas excelentes que miran casi de tu a tu a otros modelos aspiracionales que cuestan 5.000 € más, por no hablar de la gama suv, que se ha desmarcado de la plataforma para ofrecer un estilo diferenciado y bien terminado.
Estamos ante la cuarta generación de un modelo que nació en 1997 a la sombra de las grandes berlinas alemanas y utilizando la plataforma PQ34, la misma que usaba el Golf IV.
Se trataba de la primera creación de Skoda bajo el mandato de Volkswagen y cubriría el mismo segmento que hasta entonces abarcaba el Seat Toledo de primera generación.
Sus líneas más anchas en los pilotos traseros aportan una imagen de anchura mucho más atractiva y se acentúa mucho más con los detalles de esta versión RS.
Análisis exterior e interior
De las líneas rectas y sin detalles hemos pasado a un conjunto atractivo, con aires Audi pero con el estilo inconfundible de Skoda.
El frontal es prominente gracias a una parrilla de gran formato acabada en negro brillo que se junta con unas ópticas simples pero agresivas con una firma lumínica elegante y sobria con tecnología led.
En el lateral las líneas aportan sensación de anchura gracias a la horizontalidad de la cintura bajo las ventanillas en combinación con la zona cóncava inferior para dejar lugar a las taloneras que sobresalen al final de las puertas.
La línea alta de cintura une la aleta delantera con los pilotos traseros de este Octavia, anchos y partidos en dos para aprovechar bien la apertura del maletero. La horizontalidad le aporta un carácter “hatchback” al Combi acompañado de un paragolpes adornado con una doble salida de aire lateral y un difusor inferior uniendo las dos salidas de escape, embellecidas pero reales.
Ninguna pega se le puede poner al habitáculo del Octavia, con un diseño muy cuidado y a la moda donde el protagonismo absoluto del salpicadero se lo lleva la pantalla flotante de 10 pulgadas por encima de las salidas de aireación y con el minimalismo propio de la época dejando para los botones físicos funciones concretas de la climatización y la configuración del coche.
El resto del salpicadero está forrado en alcantara en combinación con detalles en simil de fibra de carbono para recordarnos que estamos ante un modelo prestacional. SUs asientos tampoco dejan indiferente a nadie debido a su gran tamaño y deportividad, tipo baquet y acabados en tela como opción de serie y pespuntes en rojo.
Otro de los acierto de diseño se encuentra en el volante, muy elegante y futurista con tres radios, destacando los dos laterales semi-flotantes.
El espacio de ambas filas es correcto, con buen espacio para las piernas y la cabeza en la parte trasera y una anchura aceptable entre puertas.
Los acabados en las puertas estaban a la altura con una combinación equilibrada entre tactos mullidos y plástico rugoso en las zonas bajas, las puertas traseras contaban con menos calidad.
Para terminar con el interior nos centramos en el maletero, con apertura eléctrica, una boca de carga baja y un espacio interior muy bien aprovechado, con formas muy regulares y una capacidad mínima de 640 litros que se convierten en 1.700 litros si abatimos los asientos de la segunda fila, todo un portento de la habitabilidad.
PRUEBA DINÁMICA
245 caballos para llevar a la familia, los mismo 245 caballos que movían al Golf GTI y que ahora aportan al Octavia una garra controlada que nos hace sentir los reyes de la carretera. 370 Nm de par y un peso total de 1.500 kg son más que suficientes para divertirnos en tramos de curvas gracias a un chasis más que probado que garantiza una estabilidad a prueba de bombas y una suspensión con un tarado en equilibrio perfecto de dureza sin comprometer el confort.
Cuenta con dos modos de conducción pero lamentablemente la diferencia principal radica en la respuesta del motor y la activación del sonido del habitáculo en modo Sport, lo demás es inapreciable.
En autovía demuestra la realidad de la marca, y es que son devoradores de kilómetros, pensado para alcanzar niveles de confort muy altos en autovía, buena insonorización, el cambio DSG7 responde de maravilla y la suspensión se muestra dócil y sin mucho balanceo.
Una de las sorpresas nos la ha dado el consumo, que tras cerca de 1.300 km por autovía, ciudad y carreteras secundarias y todo tipo de ritmos nos ha dado una media de 6.8 litros por cada 100 kilómetros. Una cifra muy notable teniendo en cuenta que es un 2.0 con más de 200 caballos y ningún tipo de hibridación.
VIDEO PRUEBA en YouTube
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Diseño elegante y deportivo
- Puesto de conducción
- Motor divertido y eficiente
- Habitáculo amplio
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Incluir botones físicos para climatización
- Sonido de motor artificial
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes de la moto probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
Veredicto Final
