Hay coches que te enamoran con su diseño. Otros te seducen por su tecnología o su potencia. Y luego está el Suzuki S-Cross, que no hace ninguna de esas cosas… pero, aun así, te atrapa. Es como ese colega que no es el más guapo del grupo ni el más listo, pero siempre está ahí cuando hace falta. El S-Cross no presume de nada, pero lo hace todo bien. Y eso, amigo mío, vale más que mil pantallas táctiles.
Probamos durante una semana la versión S3 del Suzuki S-Cross 1.4T mild hybrid, y lo llevamos por donde realmente hay que probar un SUV: carretera, ciudad y tierra. ¿Es este SUV el último romántico entre tanto postureo automovilístico? Pues resulta que sí.
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Funciona, cumple y sorprende donde otros solo aparentan.
Análisis exterior e interior
A primera vista, el Suzuki S-Cross no va a detener el tráfico. Su diseño es sobrio, funcional, sin florituras ni pretensiones. Pero eso también tiene su encanto: no quiere parecer un coche de Marvel ni necesita una firma de diseñador italiano para llamar la atención. Tiene una parrilla frontal correcta, luces LED con firma reconocible, pasos de rueda marcados y un estilo general más sólido que emocionante.
En el interior ocurre exactamente lo mismo. Si esperas encontrar pantallas de cine o materiales nobles, mejor mira hacia Alemania o Corea. Aquí hay plásticos duros, botones físicos (¡sí, todavía existen!) y un diseño tan práctico como un destornillador suizo. Todo está donde tiene que estar, todo funciona, y todo se siente más robusto de lo que aparenta.
Los asientos no son los más deportivos, ni los más mullidos, pero cumplen con comodidad. La posición de conducción es elevada, lo cual se agradece para tener buena visibilidad, aunque se echa en falta algo más de agarre lateral si decides ir “alegre”. El volante tiene buen tamaño, aunque la dirección está más asistida de lo que a algunos nos gustaría.
Y ojo, a pesar de la sobriedad, sorprende lo bien que está todo ajustado. Ni ruidos ni grillos, ni siquiera tras una buena sesión de caminos con piedras y tierra. Aquí, lo honesto se vuelve una virtud.
PRUEBA DINÁMICA
Conducir el Suzuki S-Cross es como tomarte un café con leche bien hecho: no te cambia la vida, pero te deja una sensación agradable y duradera. El motor 1.4 turbo con sistema mild hybrid entrega 129 CV y 235 Nm de par. No va a despeinar a nadie, pero responde bien si sabes cómo tratarlo. Eso sí, por debajo de las 2.000 rpm es más lento que una cola en Hacienda.
Una vez pasas ese umbral, el coche se mueve con soltura. El cambio manual de seis marchas es preciso, pero los desarrollos son eternos. En sexta te ves rezando para que aparezca algo de par… y acabas bajando a cuarta como si volvieras a los años 90. El truco está en anticiparse y saber que necesitas estirar un poco más las marchas para sacarle el jugo.
En carretera se nota estable, con una suspensión que filtra bien sin ser blanda. En curva mantiene el tipo con dignidad y transmite confianza. Pero donde realmente me ganó fue en tierra. ¡Qué manera de divertirse en pistas de grava y barro! No es un todoterreno, pero tiene lo justo para hacerte sonreír, incluso cuando empieza a deslizar de atrás y te sientes como si fueras en un rally (salvando las distancias, claro).
Por ciudad es cómodo, maniobrable y fácil de conducir. Es uno de esos coches que no te exige nada, que no se hace pesado y que simplemente… hace su trabajo. Como decía antes, como ese colega que siempre te echa un cable cuando lo necesitas.
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Diversión inesperada fuera del asfalto
- Honestidad y robustez en todo el conjunto
- Muy buen comportamiento general sin postureos
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Consumos algo elevados
- Interior poco llamativo
- Falta de empuje a bajas vueltas
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes del coche probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
Veredicto Final
El Suzuki S-Cross 2025 no es el más bonito, ni el más moderno, ni el más potente. Pero es el típico coche que cuanto más lo conduces, más te gusta. Es honesto, práctico, fiable y, sobre todo, versátil. No necesita presumir porque simplemente funciona. Y eso, en estos tiempos de fuegos artificiales y pantallas gigantes, es más valioso que nunca.
Si lo que quieres es un SUV para todo, sin complicaciones, que no te arruine y que no se arrugue ante un camino de tierra, este es tu coche. Y si eres de los que piensa que todos los SUV son iguales, te reto a que pruebes el S-Cross. Igual hasta te enamoras tú también.