He de confesarlo: no tenía a la EQT en mi radar. Sí, así tal cual. En mi plan para probar furgonetas familiares para SUPERMOTOR.online, iba directo a por las de combustión o, como mucho, híbridas. Pero cuando el responsable de prensa de Mercedes me ofreció esta EQT, pensé… “bueno, ¿y por qué no?”. Y aquí estamos: una semana de convivencia con esta Clase T electrificada, y te cuento si vale o no esos más de 50.000 euros que cuesta.
VIDEO PRUEBA en YouTube
Una furgoneta eléctrica de lujo… ¿o un monovolumen con disfraz?
Análisis exterior e interior
De primeras, si aparcas la Mercedes-Benz EQT al lado de una Clase T, necesitarás tener ojo de halcón para distinguirlas. Porque más allá de los detalles “eléctricos”, como la parrilla Black Panel, unas llantas más coquetas y los logos EQ, son el mismo coche.
El diseño sigue esa línea sobria y elegante típica de Mercedes, sin excentricidades. Aunque, eso sí, en persona impone por sus proporciones: casi 4,5 metros de largo y más de 1,80 en alto. Compacta no es, pero sí elegante.
Por dentro, la cosa cambia. El interior sorprende. Buenos ajustes, materiales con buena pinta, y un ambiente que mezcla practicidad y toques premium. Aunque claro, tiene luces y sombras. Por ejemplo, ¿calefacción en los asientos? No. ¿Ajustes eléctricos? Tampoco. ¿Volante calefactable? Ni hablar. Eso sí, todo bien armado, con detalles como inserciones metálicas, sonido de calidad y buenos huecos portaobjetos.
En las plazas traseras, hay sitio de sobra para tres adultos… aunque el suelo elevado por las baterías juega una mala pasada con la posición de las piernas. Pero en altura, eso es otro cantar: mi pequeño copiloto (4 años, 1,10 m) me soltó un “papá, me puedo poner de pie y no toco el techo”.
Y el maletero… ¡qué barbaridad! Con los asientos traseros activos tienes 551 litros. Abatidos, rozas los 2.000. Vamos, que metes las bicis, las maletas y hasta el perro si hace falta. Eso sí, la puerta del maletero es una pesa rusa: hay que hacer brazo para moverla.
PRUEBA DINÁMICA
Aquí viene la parte más jugosa. Y la más delicada.
La EQT se mueve bien. Muy bien, de hecho. Su peso (1.925 kg) y el centro de gravedad bajo gracias a las baterías le dan aplomo. En curvas se comporta como un coche, no como una furgoneta torpe. Y a velocidades urbanas/interurbanas es una delicia de suavidad.
Ahora bien… son 122 CV. Y eléctricos. ¿Qué significa esto? Que si le das zapatilla, la autonomía vuela. Literalmente. Con sus 282 km te puedes mover entre semana sin problema, pero ojo con planear una escapada larga sin tener bien localizados los cargadores.
En mi caso, me moví por ciudad y un par de viajes cortos (40 km ida y vuelta), y el consumo fue muy decente: 12 kWh/100 km. Eso sí, el extra de peso, aire acondicionado y ocupantes hace que se le vea justita en empuje.
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- Calidad de construcción y equipamiento
- Habitabilidad y practicidad para familias
- Comodidad de marcha y silencio a bordo
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Autonomía limitada
- Equipamiento algo pobre para su precio
- Prestaciones algo justas para viajes cargado
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes del coche probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!
Nuestra valoración
Veredicto Final
La Mercedes EQT 200 2025 me ha sorprendido. No esperaba gran cosa y, sin embargo, me he sentido a gusto. Es cómoda, silenciosa, espaciosa y práctica. Pero también es cara, algo limitada en prestaciones y con una autonomía que la convierte en vehículo “de ciudad y alrededores”.
¿La recomendaría? Si tienes el presupuesto, te mueves mayoritariamente por entorno urbano y quieres una furgo que parezca una berlina premium por dentro, sí. Pero si esperas una solución eléctrica “para todo”, hay que pensárselo dos veces.
