¿Puede el Arona sustituir plenamente al Ibiza en la época del SUV obligatorio?
Durante esta prueba vamos a analizar al modelo de la marca española para ver si está justificado el sorpasso tan abrumante que ha protagonizado.
Sobre la base de la plataforma de utilitarios del grupo VAG nació en el 2017 para cubrir la necesidad del mercado de contar con modelos de aspecto todoterreno en todos los segmentos compartiendo muchos elementos del Ibiza pero con un toque más contundente y actualizado. Esta semana recibimos una vez más el primer restyling del modelo, con pequeños cambios exteriores y, sobre todo, con un interior completamente renovado para aportarle la frescura necesaria para continuar su éxito en ventas.
El acabado FR y sus llantas de 18” aportan una deportividad que cada vez se va dejando ver menos en la gama Seat
Análisis exterior e interior
¡Qué bien le quedan las llantas Performance Aero de 18 pulgadas! Es lo primero que pensé al ver lo que me tocaba probar. Sin ser un coche especialmente bonito debo admitir que la combinación del color Azul Saphire con las ruedas de gran formato le dan un toque FR nostálgico, el de los FR de verdad que nos hacían girar el cuello a su paso.
Las líneas principales no han variado respecto al Arona de 2017. En el frontal encontramos unos faros rediseñados en su formato interno y un paragolpes deportivo con entradas de aire remarcadas y la ausencia de las antinieblas características del modelo.
En la zaga nos recibe la nueva tipografía caligráfica con la que nos indican el modelo en posición frontal, también han revisado el diseño interno de las luminarias traseras y el paragolpes que, si bien, no ha recibido mucho cambio, sigue mostrando la musculatura típica del segmento mediante líneas horizontal para enfatizar la anchura del vehículo y que está adornado, en su parte inferior por un difusor de plástico bruto que integra las comunes salidas falsas de escape.
¿Era necesario un cambio tan radical en su interior? En Seat creyeron que sí y no han dudado en mover todo de sitio. El Arona contaba, en su generación de estreno, con un salpicadero sobrio, plagado de líneas horizontales y con una pantalla de infoentretenimiento situada bajo las salidas de aireación. El restyling nos trae una pantalla flotante de mayor diagonal situada en la posición más elevada posible, las salidas de aireación cuentan con un diseño más desenfadado y redondeado.
La fila trasera cuenta con un espacio suficiente para dos adultos, con buena distancia entre asientos para las piernas. La banqueta cuenta con buen mullido pero carece de sujeción lateral, algo habitual en el segmento.
Es destacable negativamente la inclusión del 100% de plásticos duros en los paneles de las puertas, la sensación de calidad es bastante pobre.
En la primera fila la calidad es ligeramente superior, con pequeñas inserciones de goma blanda, los asientos son de corte deportivo y agarran muy bien las lumbares, el ajuste es manual en ambos asientos.
El salpicadero cuenta con buenas gomas en la parte superior, con un diseño entramado que le aporta un toque deportivo. En la zona baja volvemos a encontrar plásticos de dudosa calidad, al igual que en las molduras que rodean las salidas de aireación, el crujido es evidente.
La parte más ventajosa frente al Ibiza es el maletero, su boca de carga es algo más amplia y cuenta con una capacidad mínima de 400 litros y una máxima de 1.280 litros, datos muy buenos teniendo en cuenta los 4 metros de longitud total del pequeño de la Seat.
PRUEBA DINÁMICA
¿Qué nos queda por analizar en el famoso TSI del grupo VAG? Seguimos pensando que es uno de los más equilibrados del mercado entre sensaciones, reacción y consumo. Además está asociado, en este caso, a una caja automática de doble embrague DSG de 7 velocidades.
El peso no supera los 1.500 kg y resulta ser muy divertido desde las 2.500 rpm, sube de vueltas de manera agresiva (sobre todo en el Modo Sport) y estira de manera muy lineal hasta el corte. El escalonamiento de las marchas es delicioso y su transición es casi inapreciable.
En la ciudad es una buena opción gracias a su corta distancia entre ejes y su longitud total, el motor se vuelve dócil en modo Eco, con una sensibilidad más leve en el acelerador y una tendencia a llevar la marcha más larga posible, para mejorar el consumo.
Fuera de la ciudad, el Arona se vuelve picante, reactivo y estable. Su paso por curva es muy bueno y la suspensión hace muy bien su trabajo gracias a un tarado firme y deportivo.
La insonorización del habitáculo es mejorable y sus neumáticos de perfil bajo transmiten rumorosidad al interior, pero nada incómodo en el día a día.
También cabe destacar su buena posición de conducción, el ajuste de volante y asiento es rápido y conseguimos la postura óptima de manera sencilla.
El consumo medio durante la prueba se ha situado en los 7 litros cada 100 kilómetros, una cifra algo elevada pero justificada debido a un uso en el que el 50% ha sido por carreteras viradas y tráfico lento por ciudad, si nos lo proponemos y en condiciones óptimas de autovía podremos conseguir consumo cercanos a los 5 litros.
VIDEO PRUEBA en YouTube
¿QUÉ NOS HA GUSTADO?
- La respuesta del motor
- Diseño deportivo del acabado FR
- Iluminación
- Sistema de infoentretenimiento
¿QUÉ SE PUEDE MEJORAR?
- Calidades de algunos plásticos
- Cámara trasera
IMÁGENES DISPONIBLES DEL VEHÍCULO PROBADO
En todo nuestro proceso de prueba, realizamos una serie de galería de imágenes de la moto probado para que podéis descargar en vuestro dispositivo, muchas gracias por leernos!